Uno de los regalos más grandes que Ideograma ha dado a quienes lo integramos es la oportunidad de conocer, tratar y aconsejar a un relevante grupo de fundadores, propietarios, presidentes y directores de organizaciones de todo tipo.
Si bien para ocupar esos títulos, ellas y ellos comparten cualidades como ser visionarios, talentosos, exitosos, asertivos y tenaces, también imprimen un estilo propio de liderazgo, de hacer las cosas, de identidad a su organización y, en consecuencia, a la marca que les revelamos.
La maravilla de un proceso de construcción de marca como el nuestro, radica en ofrecer un “platillo personalizado” vs uno “de menú”. La cocción de centenares de marcas, si bien ha estado basada en una metodología estructurada, no ha sido sinónimo de cocinar marcas en serie, por el contrario. Salivamos con cada nuevo proyecto pues nos presenta la oportunidad de degustar organizaciones con historias, realidades, y propósitos únicos, listos para ser revelados a través de una nueva marca. Sin embargo, más allá de su sector, años de trayectoria, historia, realidades, propósito, mercado, etc., un punto neurálgico en nuestro proceso es ese primer encuentro con las personas de mayor liderazgo dentro de la organización.
Cómo disfrutamos sentarnos frente a frente de quienes llevan las riendas de organizaciones sustanciales. No sólo por hacerle cualquier cantidad de preguntas que nos lleven a conocer y entender de dónde vienen y hacia dónde van (información crucial para ser volcada en su marca) sino porque a lo largo de ese primer encuentro y de las múltiples reuniones que tenemos a lo largo del proceso, somos capaces de leer su carácter y personalidad. Nos enteramos de su formación y de sus vivencias pero también siempre contamos con la fortuna de tener su confianza para escuchar sus más lejanas visiones y profundos anhelos para la empresa que lideran y las personas que forman parte.
Esa lectura entre líneas termina siendo para nosotros uno de los principales ingredientes en la construcción de una marca. Un fundador que demuestra una genuina vocación social debiera comunicarse con una marca que reúne y empodera; un líder que tiene su mente en el futuro, con una que inspira y alienta; y un director que valora tanto a su propia tecnología como a sus clientes preside una marca tan técnica como empática.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, probablemente te preguntarás qué pasa con la marca cuando algunas cualidades del líder no son tan bien recibidas. Pues bien, la marca puede tanto reforzar lo positivo como compensar cualquier área de oportunidad. Si bien la búsqueda de Ideograma es que la marca sea fiel a la forma de ser y hacer de la organización, también lo es que la marca trascienda en el largo plazo y, en consecuencia, supere en longevidad a sus líderes y fundadores.