El extraordinario poder de los símbolos

La invasión de Ucrania por parte del ejército ruso y otras contiendas que vemos más alejadas de nuestra realidad occidental –como la toma del poder por parte de los talibanes en Kabul, Afganistán, en 2021– son el testimonio de que, como humanidad no hemos encontrado una fórmula perfecta para resolver nuestros conflictos.

La presencia de EEUU y de otras potencias en estos conflictos no necesariamente ha asegurado la paz para esas regiones, sino un escenario de vencedores y vencidos. Por eso queremos hacer una breve reflexión sobre el símbolo de la paz y la importancia de la simbología en nuestro entorno, en especial la más reciente.

“Solo un soldado conoce el verdadero costo de la paz” confiesa Conrad, un veterano de Vietnam. Pero los ejércitos no están hechos para la paz sino para la guerra. En los 60 y 70, a medida que el combate en Vietnam se intensificaba, también lo hicieron las protestas contra la invasión pues –a diferencia del ejército de hoy, constituido por voluntarios profesionales– EEUU reclutó obligadamente a miles de jóvenes estadounidenses, 58,000 de los cuales fallecieron. Y fue justamente en esas manifestaciones que empezó a tener presencia el símbolo de la paz al que nos referimos. Fue creado por Gerald Holtom, un diseñador londinense y objetor de conciencia, que convenció al Direct Action Committee Against Nuclear War que sus objetivos tendrían un mayor impacto con una imagen poderosa.

En realidad, el símbolo tuvo su primera aparición pública un Viernes Santo de 1958, acompañando una marcha multitudinaria de activistas antinucleares británicos. Ken Kolsbun, en el libro Peace: The Biography of a Symbol, describe la sorprendente historia del signo en palabras e imágenes: “en poco más de una década, el letrero había sido portado por manifestantes de la libertad de los derechos civiles, pintado en Volkswagens psicodélicos en San Francisco y grabado en los cascos de soldados estadounidenses en Vietnam”. 

Lo que comenzó como el emblema del movimiento antinuclear británico, se convirtió en un signo internacional de paz y, posiblemente, en el símbolo de protesta más utilizado en el mundo, tan alabado como atacado. 

Muchos de nosotros desconocíamos esta historia, o que la inspiración para su diseño partió de sobreimponer las letras N y D el alfabeto de banderas a modo de acróstico para Nuclear Disarmament, pero somos capaces de conferir un significado pacifista al símbolo de Holtom. Hoy quisimos recordarlo dada su perdurable relevancia actual, por la contribución que ha tenido en nuestra historia reciente en favor de la paz y los derechos civiles, pero también para no olvidar su triste reconversión en un producto comercializado masivamente. 

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